José María Benjumea pertenecía
a una familia de rancio abolengo con miembros destacados en la vida
política y comercial de la ciudad de Sevilla. Se había
licenciado en Derecho y comenzó su andadura profesional en
el bufete profesional de Manuel Blasco Garzón dedicando sus
negocios a las actividades marítimas y al ramo de seguros.
Al margen de su actividad comercial y profesional,
participó a lo largo de su vida en multitud de empresas culturales
cuyo centro era la capital hispalense. Ya muy joven, participó
en el secretariado de la Comisaría de la Exposición
Iberoamericana de 1929. En 1969 fue nombrado Delegado Provincial
de Bellas Artes, siendo director general de esa materia Florentino
Pérez Embid, al que le unía una gran amistad. Casi
simultáneamente, se le nombra Presidente del Patronato de
Bellas Artes y Presidente del Patronato de Itálica.
1970 fue un año importante relativo a estos
dos nombramientos. Fue el momento en que se quiso dar desde la Dirección
General de Bellas Artes un impulso a la ciudad romana de Italica,
invirtiendo cuantiosas sumas en su consolidación y excavación.
Se nombró como director de las excavaciones a José
María Luzón Nogué y se compraron las fincas
contiguas al anfiteatro por un lado y por otro el caserío
en la parte más antigua de núcleo urbano, lo que permitió
comenzar a sacar a la luz el teatro romano. Todo ello bajo la presidencia
del Patronato de Italica de José María Benjumea, el
cual consiguió que Icona creara allí un parque y que
la la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir
realizase un dique para evitar la entrada de agua por su curso natural
en el anfiteatro, dique que ha originado una laguna que es hoy habitar
de numerosas especies.
Simultáneamente a toda esta actividad, en
ese año de 1970 como presidente del Patronado de Bellas Artes,
es designado Director del Museo Provincial de Bellas Artes, en unos
momentos -anteriores a la reforma impulsada por el propio Pérez
Embid- en que la dirección de estas instituciones no estaba
encargada al cuerpo de conservadores, sino que se confiaba al mundo
de la erudición y de las academias. Durante su dirección
se acometieron importantes obras de reforma y adecuación
de la sede del museo. Fue tambén fundador en 1980 de la Asociación
de Amigos de la Catedral, promoviendo la restauración de
las obras de arte que este templo encierra. |